jueves, 24 de marzo de 2016

Autoficiencia energética sin beneficios fiscales


Recientemente, el gobierno aprobó la Ley de Presupuestos Generales en la que se incluyó la posibilidad para que los Ayuntamientos aplicaran importantes beneficios fiscales para aquellas viviendas que poseyeran el Certificado de Eficiencia Energética y que hubieran obtenido una clasificación al menos de tipo E.

Las mayores bonificaciones las conseguirían, lógicamente, las viviendas de mejor clasificación, tipo A, que reducirían sus impuestos en un 20%; las seguirían las tipo B, con un 16%, las tipo C, con un 12%, las de tipo D, con un 8% y, finalmente, las de tipo E, que bonificarían un 4%.

Quedarían fuera de las bonificaciones las de peor clasificación, o sea, las de tipo F y G.
Parecía una buena oportunidad para obtener este Certificado, que además es obligatorio a la hora de alquilar o vender la vivienda o local, y aprovecharse tanto de los bajos precios que se pueden conseguir hoy en día, como de las bonificaciones que pudieran hacer amortizar el gasto en uno o dos años.

La potestad en esta materia la tenían las Administraciones Locales que en sus Ordenanzas Fiscales deberían incluir las disposiciones correspondientes para proceder al respecto. Pues bien, salvo error u omisión de este técnico, ningún municipio de la provincia ha aplicado estas bonificaciones en sus ordenanzas; tan solo Cádiz tuvo intención de hacerlo y, de hecho, la prensa llegó a anunciar que se habían aprobado, pero lo cierto es que tras la publicación de las Ordenanzas en el BOP han “desaparecido“ como por arte de la peor magia.

La ecología y la sostenibilidad está muy bien de boquilla pero jugarse los cuartos con esto tal y como están los patios es mucho hablar. Por eso da mucha rabia escuchar a dirigentes políticos hablar ahora en los medios de “autosuficiencia energética” de las ciudades cuando han sido incapaces si quiera de fomentar la eficiencia de las viviendas cuando tan fácil lo tenían.



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